martes, 14 de septiembre de 2021

Parapeto con aspillera - Sierra de Gratal

La Guerra Civil española tuvo multitud de escenarios por toda España. Unos son tristemente célebres, otros poco conocidos y algunos, quizá, ya no serán recordados por nadie. 

La Sierra de Gratal y Caballera son unas montañas de las que se ha hablado poco respecto a su papel en el conflicto, pero afortunadamente no están del todo olvidadas.  En esta entrada vamos a descubrir una de las varias posiciones aún existentes aquí, y en las que el tiempo parece haber pasado más despacio desde los años 30. 


Las montañas asoman tímidas entre las nubes.

En la primera entrada del blog hecha respecto a Sierra Caballera, ya se hablo un poco sobre lo aquí acontecido. Uno de los hechos mencionados fue que por estas montañas se rompió el frente por parte de los sublevados el 22 de marzo de 1938 durante la Ofensiva de Aragón, una de las batallas (si no la que más) más decisivas de esta guerra. 


Restos de una pequeña caseta seguramente construida y utilizada en la GCE. Hay latas y restos de metralla en sus inmediaciones, pero ha llegado a nuestros días completamente destruida. En el entorno de la Sierra de Gratal, hay más posiciones similares. 

Sin embargo hay algo que parece no encajar entre las noticias oficiales y los partes de guerra del ejercito sublevado. Según la prensa franquista (y la obra "La liberación de Huesca" obra de Cirilo Martín Retortillo editada en 1942) el mismo día 22 de marzo el ejercito rebelde llegó a la Punta de Gratal. No obstante, la localidad de Nueno no fue tomada hasta el día 24 de marzo. Nueno se encuentra a los pies de la Sierra de Gratal, y una vez dominada ésta, la defensa de la localidad hubiese sido muy complicada. De hecho, parece ser que cuando se consiguió avanzar por las montañas fue cuando el pueblo se pudo ocupar. Este retraso se achaca al mal tiempo, con nieve, viento, lluvias y frío. 

Como vamos a ver a continuación, no solo el mal tiempo debió retrasar el avance rebelde. 

Perdida entre bojes y arizones hay una pequeña posición construida y defendida por el bando republicano. Esta misma vegetación la oculta y protege. El acceso al lugar es terriblemente difícil por dicha vegetación y lo escarpado del terreno. Los arizones (Echinospartum horridum) también tuvieron su papel, pues sirvieron de combustible para encender hogueras que guiaron a los simpatizantes republicanos. Estas personas (a veces mujeres y niños) huyeron por estas montañas del territorio controlado por los rebeldes.  

La posición destaca por un espectacular muro de piedra seca. El hormigón está completamente ausente de la zona. La abundancia de piedras y la dificultad de acceso son el motivo


   Uno de los lados de la posición. Se observa la pequeña aspillera. La imagen está tomada desde lo que sería el exterior. 


Detalle de la aspillera. Atención a las rocas escogidas como base y dintel, de mayor tamaño que las demás. 

El muro, prácticamente intacto, tiene solo una aspillera. Su grosor es considerable, supera el medio metro, y la altura será superior al metro y setenta centímetros. Es más que probable que tanto el techo de la posición como el propio muro, estuviesen camuflados con vegetación tal y como se hacía en el cercano frente del Serrablo. 


Lateral del muro. Teniendo en cuenta la más que probable dirección de tiro, resulta sorprendente la distribución de este muro ya que se encuentra a la izquierda de la aspillera. En la zona derecha de la imagen se encontraría la parte techada e interna de la posición. 


Parte interna. La aspillera se encuentra en el centro de la imagen. 


Detalle de los restos de la construcción interior




A la derecha, la zona interna. El terreno ahí está ligeramente excavado. Tal vez esta parte estaba fortificada con otro material como los rollizos o con sacos terreros. 



Vista desde el interior de la aspillera. Pocas dudas da la dirección de tiro, pues este pequeño ventanuco está direccionado de forma perfecta a una de las puertas de acceso de la Sierra de Gratal. 





Parte interna de la posición, se aprecia ligeramente el terreno excavado. 



Restos de uralita fragmentados, material que cubría la techumbre de la construcción y localizada en la parte interna de ésta. 



En un hueco del muro, quién sabe si desde hace más de 80 años, hay una lata abierta. 

Esta construcción es una prueba irrefutable de que la Sierra de Gratal estaba fortificada y preparada para su defensa. Es robusta, y su orientación delata un estudiado plan de fuego para batir el avance enemigo. 

Un lugar así, al visitarlo, se transforma en un espacio de reflexión. Mil preguntas acuden a la cabeza, por ahora, sin respuesta. El tiempo está congelado. Lo que parece olvidado, revive. Lo que está perdido, vuelve a encontrarse. Un auténtico tesoro de incalculable valor. Entre todos tenemos que preservarlo y aprender de él. 

Este y otros vestigios de la zona están recopilados por la el grupo de estudios "La Trinchera Olvidada", del cuál forma parte el autor de este blog. 

Pablo GP. 

BIBLIOGRAFÍA: 

Fontella, S. (2020): Diario de operaciones de la guerra de liberación del Generalísimo Franco. Tomo IV, Mazo-Abril 1938. Lorca: Fajardo el Bravo. 


viernes, 20 de agosto de 2021

Corona de Puibolea - Puibolea

Puibolea es un pequeño pueblo que se encuentra entre Lierta y Bolea. Desde el siglo XIX formaba parte del término municipal de Lierta y ya en los años 70 este término se unió a otros para formar el municipio de La Sotonera. 

La población está enclavada al norte de una loma y goza de unas condiciones naturales de defensa privilegiadas. La loma tiene unos 900 metros de largo en dirección norte-sur. Hay unos 80 metros de elevación entre las llanuras circundantes y el punto más elevado de la loma que alcanza los 700 metros de altitud. 

Puibolea y Lierta se encuentran muy próximos el uno del otro y su historia y familias están muy unidas. Durante la Guerra Civil española las casas del mismo pueblo de Puibolea formaban la primera línea de frente. Toda la loma, conocida como la Corona de Puibolea, era una posición de primera línea. En esta entrada vamos a ver las estructuras de esa posición. 


Puibolea en la actualidad


El pueblo sufriendo un bombardeo de artillería en el verano de 1937. (El Ejército de la Victoria. Un episodio: Casa Ambrosio. 1937)

Toda la zona sufrió combates de mayor o menor intensidad desde el verano de 1936 hasta marzo de 1938. Sin embargo podemos hablar de dos momentos en los que éstos fueron más importantes.

El primero de ellos fue a finales de Julio de 1937. Las fuerzas gubernamentales de la 127.ª Brigada Mixta habían planeado un golpe de Mano sobre Puibolea en el que incluso se pretendía llegar hasta Bolea. Al mando de la brigada estaba el anarquista Máximo Franco (acabó el mismo con su vida en abril de 1939, atrapado en el puerto de Alicante, al no querer ser capturado). El comisario político presente era Manuel Lozano (fue fusilado por los vencedores en Zaragoza en 1945, sus memorias publicadas de forma póstuma hacen referencia a estos combates). El día 26 la artillería republicana comenzó a disparar con dos baterías del 7,5 contra el pueblo y las posiciones aledañas. El Puesto de Mando de la operación se situó en el Tozal Chico, debajo del Pico Gratal.

Los vecinos de Puibolea se refugiaron en las célebres bodegas de la localidad. A las 3 de la mañana del día 27 se intentó el asalto. El 2.º Batallón tenía como objetivo rodear Mondó pero fue descubierto. El 4.º Batallón intentó tomar el pueblo y su Corona siendo rechazado. Este batallón lo dirigía Miguel Gella, un anarquista oscense que murió a consecuencia de las heridas recibidas en combate, y tras ser ascendido a comandante, en mayo de 1938 en los combates de Castelfrío, Teruel. Puibolea fue defendida ese día por fuerzas de la 6.ª Bandera de Falange de Aragón y por algunos vecinos. Previamente también había estado la 4.ª Bandera de Falange de Aragón. 

Tras el fracaso inicial, el día 28 de julio el 4.º Batallón atacó la posición del Molino de las Salinas, localizada al norte de Puibolea y en la que había varios edificios diseminados. En este caso, y gracias, entre otras cosas, a ocupar las posiciones más elevadas de la Sierra de Gratal, el ataque fue exitoso. La falange que defendía el molino tuvo un 75 % de bajas (unos 25 hombres). Según comenta Pedro Torralba en "De Ayerbe a la Roja y Negra" algunos de los falangistas que murieron ese día eran culpables de varios asesinatos en los pueblos de alrededor. La aviación rebelde actuó en contra de los atacantes. 



Artillería republicana disparando a los edificios del entorno del Molino de la Salina que ocupaban las fuerzas sublevadas. Estaban a menos de 300 metros de distancia de su objetivo. (El Ejército de la Victoria. Un episodio: Casa Ambrosio. 1937)


La misma zona en la actualidad


Las fuerzas sublevadas intentaron recuperar la posición pero fueron rechazados, siendo herido el capitán de la Bandera. Parte de la prensa republicana anunció la toma de Puibolea e incluso de Bolea, algo que no sucedió. Al parecer, tras los combates la zona del Molino de la Salina fue abandonada por los republicanos por su vulnerabilidad ya que además ya controlaban las posiciones circundantes dominantes. Fue la última acción realizada en el Frente de Huesca por los hombres pertenecientes a la antigua Columna Roja y Negra. 

                                    


Las tropas republicanas en el Molino de las Salina tras el combate. Se aprecian las alambradas que protegían la posición y los impactos sobre los edificios. (El Ejército de la Victoria. Un episodio: Casa Ambrosio. 1937)




(El Ejército de la Victoria. Un episodio: Casa Ambrosio. 1937)

Esta zona esta hoy profundamente alterada, entre otras cosas, por las construcción de granjas de ganadería intensiva. Por ello, no hay prácticamente ningún resto de estos combates ni posiciones.


Combates en torno al Molino de la Salina. (El Ejército de la Victoria. Un episodio: Casa Ambrosio. 1937)



El mismo paisaje en la actualidad

Desde la Corona de Puibolea también se inició la ruptura de frente en la Ofensiva de Aragón el 22 de marzo de 1938, algo que está brevemente desarrollado en otra entrada del blog. En esta meseta el bando sublevado estableció su base de fuegos de ametralladora (32 máquinas en total) la cuál que se encargó de cubrir el avance de las tropas. Así mismo, ese día la aviación republicana bombardeó la posición matando algunos mulos de carga. 

Los vestigios de la Guerra Civil española que podemos encontrar en la Corona de Puibolea se extienden por toda la meseta. Se trata de una serie de trincheras y zanjas de al menos 700 metros de extensión, que siguen todo el contorno del accidente geográfico en sus lados este, oeste y sur. Además hay huecos en el terreno donde pudieron instalarse refugios, chabolas para resguardarse... Llama la atención la aparente falta de refugios subterráneos, una de las causas es quizá que usaban para resguardarse las propias bodegas del pueblo. 

Es un terreno muy cubierto por vegetación espinosa lo que dificulta su visita. 


La Corona de Puibolea vista desde el cementerio de la localidad


Puibolea con la Sierra de Gratal al fondo. En esas elevaciones tenían los republicanos algunas posiciones. A la derecha de la imagen, Aquilero


Trinchera resaltada en gris



Trinchera a la derecha de la imagen, al fondo, Mondó



Las trincheras en ocasiones conectan con depresiones en el terreno. Podían ser refugios o chabolas. 


La trinchera continua por el este de la posición




Zona sur de la posición




Trinchera del lado oeste. De nuevo se cumple la máxima según la cual posiciones sublevadas tenían sus defensas preparadas para ser atacadas por cualquier dirección. 






Curiosamente en medio de la meseta hay un olivo. El árbol de la paz crece de forma fortuita (o quizá no) en medio de lo que fue una zona de guerra. 

Hoy sólo quedan zanjas y aliagas, pero espero que nuestros ojos nunca más vean solamente eso. 

Archivo con la localización aproximada de los vestigios:


Pablo GP

BIBLIOGRAFÍA: 

Torralba, P. (2018): De Ayerbe a la "Roja y Negra" 127 Brigada Mixta de la 28 División. Zaragoza: Comuniter. 

Arcarazo, L.A.; Barrachina, P.; Martínez de Baños, F. (2007): Guerra Civil en Aragón, Huesca "el cerco". Zaragoza: Delsán. 

Gárate, J.M. (1972): Mil días de fuego. Memorias documentadas de la guerra del treinta y seis. Barcelona: Luis de Caralt.

Lozano, M. (2011): Memorias de un fusilado anarcosindicalista: apuntes incompletos de la vida de Manuel Lozano Guillén escritos en la cárcel de las Capuchinas de Barbastro en 1941. Badalona: Centre d´Estudis Llibertaris Federica Montseny. 



martes, 6 de julio de 2021

Peña Cazalla - Bolea

En esta ocasión nos desplazamos a la vecina localidad de Bolea. Lierta y Bolea,  junto a otros cinco pueblos, forman el término municipal de La Sotonera. 

En el lado norte de la carretera que une Puibolea con Bolea, encontramos un pequeño tozal llamado en los mapas Tozal de Plácido. Se encuentra a kilómetro y medio de Bolea y a algo más de dos kilómetros de Puibolea. Alcanza los 699 metros de altitud y destaca por la inclinación de sus laderas. Dicha inclinación fue clave para establecer aquí una posición durante la Guerra Civil española. Actualmente esta cubierto de monte bajo y alguna carrasca.



Tozal de Plácido con las sierras de Caballera y Gratal al fondo

Fue una posición ocupada por el ejército sublevado. Como ya hemos comentado anteriormente en otras entradas, este ejército no construyó un sistema defensivo continuo (como sí que hizo el ejército republicano en esta zona)sino que estableció una serie de posiciones que protegieran los puntos clave. 

En esta ocasión la posición del Tozal de Plácido protegía dos flancos del dispositivo franquista, el norte y el este, además de la propia Bolea y el camino que la unía con la primera línea de frente en Puibolea. Por el norte los republicanos estaban en la Sierra, y en el este se encontraban en Aquilero y otros lugares aledaños. Estas posiciones fueron hostigadas de manera habitual con fuego de artillería y ráfagas de ametralladora y su situación fue comprometida. Los republicanos se encontraban en posiciones más elevadas y eso les daba ventaja. 

Uno de lo combates más intensos en torno a este lugar se produjo los días 28 y 29 de julio de 1937 en el que la 127.ª Brigada Mixta (antigua Roja y Negra) republicana atacó Puibolea y el Molino de las Salinas. Mientras las fuerzas gubernamentales ocuparon este último lugar, el Tozal de Plácido estuvo en primera línea. 



Molino de las Salinas con Bolea y el Tozal de Plácido al fondo. Se aprecian a los soldados republicanos y las alambradas que rodeaban el edificio.(El Ejército de la Victoria. Un episodio: Casa Ambrosio. 1937)


Durante el conflicto fue ocupada y defendida por las 4.ª, 6.ª y 10.º Banderas de FET y de las JONS de Aragón. En marzo de 1938 fueron relevadas por fuerzas de la 61.ª División del ejército sublevado, las cuales rompieron el frente el 22 de marzo de ese año. 



(Soldados posando en una trinchera. Gerardo Sancho. Archivo Municipal de Zaragoza.)

En la actualidad aún es fácilmente apreciable como era la posición. Se extiende a lo largo de unos 50 metros de largo, por 10 de ancho, en la parte superior del tozal. Como en todas las fortificaciones rebeldes de la zona, la defensa está orientada en todas las direcciones. A pesar de ello, se nota que en la parte occidental de la posición (más protegida del fuego enemigo) estaban las chabolas donde descansaban los soldados. 


Aunque muy tapadas por la vegetación, se aprecian las zanjas, trincheras y fosos.


Las trincheras están excavadas en el terreno, aunque es probable que estuviesen reforzadas por muretes de piedra o sacos terreros.


Hay al menos un par de refugios subterráneos completamente inaccesibles hoy en día. No parecen ser de gran tamaño.


En la parte noroccidental de la posición, está la estructura más fácilmente apreciable. Se trata de un foso con forma rectangular y dos refugios subterráneos a los lados. Está parciamente excavado en la roca. 



Trincheras con vistas a Bolea


Restos de lo que pudo ser un parapeto de protección



Mirando hacia el este desde la posición, se ven otros enclaves importantes. De izquierda a derecha, la Corona, Aquilero, Puibolea y su Corona y Mondó


Punto más meridional de la posición. 

El pueblo de Bolea, cargado de historia y patrimonio, también continúa teniendo vestigios de la Guerra Civil española. 

Archivo con la localización de los vestigios:


Pablo GP

BIBLIOGRAFÍA: 

Arcarazo, L.A.; Barrachina, P.; Martínez de Baños, F. (2007): Guerra Civil en Aragón, Huesca "el cerco". Zaragoza: Delsán. 


martes, 25 de mayo de 2021

Cota 1558 - Sierra de Gratal - Lierta - Bentué de Rasal

En los primeros días de octubre de 1936, las fuerzas de la columna Roja y Negra ocuparon el pueblo de Arguis. Se trata de una zona con poca población y bastante montañosa. Para evitar ataques enemigos, las fuerzas republicanas establecieron una serie de posiciones en las sierras de Bonés y de Gratal. En esta entrada se habla de una de ellas. 

Se sitúa en el punto más alto de uno de los numerosas lomas que se extienden por la sierra de Gratal. Alcanza una cota de 1558 metros por encima del nivel del mar, una altitud considerable. La cresta marca el límite entre los términos de Lierta y Bentué de Rasal. Está cubierta de boj y arizones. 


Vista de la cota 1558 con los Pirineos al fondo


En las inmediaciones de este pico encontramos el collado de Sarramiana, uno de los pasos naturales entre Arguis y los pueblos de la Hoya de Huesca. Los más cercanos son Lierta y Puibolea. También está muy cerca del extraordinario hayedo del Peiró. El fin de esta posición era proteger dicho paso. 

Estas posiciones eran muy débiles y estaban defendidas por una decena de personas. La orografía facilitaba su defensa al mismo tiempo que evitaba la preparación de ataques contra ellas (por la dificultad logística). La falta de medios  evitó que se estableciera un frente continuo, siendo estos caminos muy permeables al paso de huidos de ambos bandos. 

En agosto de 1937 el frente republicano avanzó unos kilómetros, hasta Sierra Caballera. Es probable que ya entonces estos emplazamientos quedasen abandonados. En marzo de 1938 las fuerzas sublevadas consiguen ocupar finalmente la sierra de Gratal durante la Ofensiva de Aragón, en medio de unas condiciones meteorológicas adversas. 

El estado de los vestigios es malo. Están muy cubiertos de vegetación. El paso del tiempo ha jugado en su contra y la mayoría de restos son apenas perceptibles. Están constituidos por muros de piedra seca semi derruidos. 


En el punto más alto de la posición se aprecian los restos de un parapeto. Al fondo el Peiró y los Pirineos




Restos de lo que pudo ser un pozo de tirador



Un parapeto mirando hacia sierra Caballera


Al fondo a la izquierda, Punta Gratal. 

A excepción de algún tiro esporádico y a el paso de huidos, tuvo que ser un sector relativamente tranquilo. No tenían ni armas automáticas. Los mayores enemigos serían la soledad, las inclemencias del tiempo y la dificultad logística. Posiciones de este tipo estaban ocupadas por una decena de hombres. 


                                                                                                                                                                              
   
Algo más al sur, en la ladera este del monte, hay una construcción que pudo ser el edificio principal del enclave. 






Vista interior de la caseta

Un paraje de silencio. Sin embargo, con un poco de atención, podemos escuchar como las piedras de esta modesta posición nos hablan de unos hombres que ya se fueron. Muchos a la muerte, otros al exilio. Gracias a los que sobrevivieron y contaron lo que pasó, nosotros podemos escuchar su mensaje. 


Archivo con la localización aproximada de los vestigios:


Pablo GP

BIBLIOGRAFÍA: 

Torralba, P. (2018): De Ayerbe a la "Roja y Negra" 127 Brigada Mixta de la 28 División. Zaragoza: Comuniter. 

Longarón,  Á: Vivencias de la Toma del Castillo de Becha y de las Crucetas, Ateneu Enciclopedia Popular, Collecció El Vaixell Blanc nº 15.