Aquilero es un pequeño monte que se yergue como un espolón hacia el pueblo de Puibolea. Además está muy próximo a la zona de las Salinas. Se encuentra en el límite de los antiguos términos de Lierta y Puibolea. Luego ambos pueblos se fusionaron. Años más tarde ese municipio pasó a formar parte de La Sotonera.
Aquilero visto desde las faldas del Tozal Chico.
Lierta está a apenas un kilómetro y medio de esta posición. El monte es un continuo de aliagas y otra vegetación adaptada a la sequía. Alcanza los 733 metros de altitud sobre el nivel del mar, y en su ladera con más pendiente (la que da a Puibolea) tiene casi cien metros de desnivel. Tradicionalmente se usaba esta zona para pastorear y además sus aliagas se recogían para emplearlas en la matacía del cerdo. Es una de las zonas más conocidas por los vecinos.
Aquilero marcaba el frente republicano, frente a él, y a tan solo seiscientos metros de distancia está el pueblo de Puibolea y su meseta (ambos eran vanguardia del frente franquista).
Es fácil pensar que entre ambas posiciones se hacían frecuentes "paqueos" (el nombre con el que se denomina a los disparos de los francotiradores) dada su cercanía. Asomar la cabeza era un deporte de riesgo. Antonio Trisán en su novela autobiográfica sobre el Frente de Huesca nos habla de esa actividad de esta manera:
"De vez en cuando el soldado se confía, sale de su trinchera; asoma demasiado la cabeza, o enciende en la noche, descuidado, su pipa. No tarda la respuesta. Un estampido breve y seco...En la trinchera cae un hombre como un fardo."
Esta posición debió participar en el ataque republicano a las Salinas y a Puibolea de julio de 1937. De hecho, se ve Aquilero en varias ocasiones en la película El ejército de la victoria. Un episodio: Casa Ambrosio.
Aquilero asoma entre el humo de los combates. (El ejército de la victoria. Un episodio: Casa Ambrosio)
Al situarse este emplazamiento en primera línea, fue el primer sector en ser asaltado en la Ofensiva de Aragón del 22 de marzo de 1938, por parte del ejército sublevado. José María Gárate, testigo de excepción de aquel día, nos narra como después de la preparación artillera y el bombardeo de la aviación, siguió habiendo resistencia de los soldados de la república. Una ametralladora cortaba su avance, y las trincheras tuvieron que asaltarse con granadas y bayoneta calada. "Cedieron en cuanto vieron que el batallón entero se les echaba encima, pero habían resistido bien".
(Combatents republicans apunten, protegits darrera d una barricada feta amb sacs de terra, al front d Aragó. Generalitat de Catalunya)
Las líneas de trinchera tiene en total una longitud de unis trescientos metros. Sus fosos podían ser puestos de mando, almacenes, nidos de ametralladora o simplemente chabolas donde se hacía la vida. Sobre un mapa, se ve la posición ventajosa que tiene Aquilero para batir cualquier avance enemigo.
Hay fosos intercalados en la línea
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