lunes, 12 de abril de 2021

Tozal Chico - Sierra de Gratal - Lierta

El Tozal Chico es un discreto pico empequeñecido por Peña Gratal. Se sitúa apenas a un kilómetro en línea recta al sur de este célebre vértice. Los vestigios de esta entrada se encuentran a una cota máxima de 1263 metros sobre el nivel del mar y alcanza una prominencia de unos quinientos metros sobre la base de la montaña. 


A la derecha de la pirámide de Gratal, se alza el Tozal Chico

En la actualidad está mucho más cubierto por la vegetación que en la década de 1930, algo que suele ser habitual. En su ladera norte abundan los bojes y los arizones. En la sur, hay un impenetrable bosque de carrascas y coscoja. Este hecho dificulta la visita a estos vestigios, al mismo tiempo que ha facilitado su preservación. 

Desde este lugar hay una panorámica magnífica de todo el norte de la Hoya de Huesca por lo cuál ya podemos intuir su uso y su importancia durante la Guerra civil española. Sus laderas son empinadas y agrestes lo que facilitaba su defensa. Por su lado oeste es prácticamente imposible ascender a pie. 


Ladera oeste del Tozal Chico. Se ven los acantilados y pedreras que lo flanquean por este lado

La Sierra de Gratal estaba ocupada por las fuerzas republicanas del Regimiento Rojo y Negro (División Ascaso) desde finales de 1936. Las condiciones climáticas, de aislamiento y la dificultad de abastecimiento, tuvieron que ser muy duras durante los casi dos años que se combatió en estos montes. Ángel Longarón en su narración sobre el asalto al Tozal del Pueyo, nos cuenta que las fuerzas republicanas partieron desde esta zona. 

Durante el primer semestre de 1937, los ataques a gran escala que hicieron las fuerzas republicanas en la zona norte del Cerco de Huesca, no tuvieron el éxito deseado. Uno de los factores fue la falta de coordinación entre los distintos grupos atacantes.

Quizá por esta circunstancia, Pedro Torralba dice que se decidió montar aquí el puesto de mando de la operación realizada contra Puibolea, en julio de 1937. Desde el Tozal Chico sería fácil ver en todo momento el desarrollo de las operaciones. Se instaló conexión telefónica para ayudar en la organización del ataque. 



Soldados republicanos usando un enlace telefónico en el frente. (El ejército de la victoria. Un episodio: Casa Ambrosio)

Durante el golpe de mano contra dicho pueblo, se hizo fuego de ametralladora desde esta posición para dar fuego de cobertura al ataque. En las imágenes que tenemos en la película  El ejército de la victoria. Un episodio: Casa Ambrosio, se pueden apreciar muretes de piedra seca similares a los que quedan en la actualidad. 


Una ametralladora dispara contra el molino de la Salina. Al fondo se ve Puibolea. (El ejército de la victoria. Un episodio: Casa Ambrosio)


Parte de la panorámica que hay desde el Tozal Chico. Las líneas rojas son el recorrido aproximado del frente gubernamental en julio de 1937. En azul, el de los franquistas. El estrecho pasillo que se aprecia arriba a la izquierda,  era el  cordón que conectaba la ciudad de Huesca con el resto del territorio sublevado. 

Se supone que esta posición siguió siendo utilizada durante más tiempo. Cirilo Martín narra como justo antes de que las fuerzas nacionales iniciasen el ataque el 22 de marzo de 1938, eran conscientes de que eran observados desde la Sierra de Gratal. 


Soldado republicano observando con prismáticos. (El ejército de la victoria. Un episodio: Casa Ambrosio)
 
La principal característica que tiene esta posición, es que el terreno apenas está excavado (comparándola con otras de la zona). Las defensas se construyeron con muretes de piedra seca. Esto se debe a que en la cima del Tozal Chico hay una afloramiento de roca caliza, material que es muy arduo de trabajar. Al mismo tiempo hay abundancia de piedras sueltas. Por otro lado, es un punto muy difícil de atacar dadas sus condiciones naturales y su altura respecto a las posiciones nacionales, por lo que no fue tan necesaria una fortificación mayor. 

Como ya se ha comentado, es muy difícil acceder a la zona meridional de la posición. Es muy probable que haya mas restos que los fotografiados aquí. 


La cima está rodeada por muretes en mejor y peor estado de conservación. El paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas han podido jugar en su contra


En algunos puntos se aprecia que el terreno fue parcialmente excavado


Gratal vigila atenta la posición. Una pequeña roca que asoma a la derecha, con forma de dedo, es conocida en la zona como "El Santo". Como sucede en otros puntos de nuestra geografía, la sombra de esta roca era usada por los lugareños para saber la hora. 




Algunas grandes rocas apenas tuvieron que sufrir modificaciones para ser utilizadas como parapeto



A un nivel inferior, hay varias casetas que se apoyan en la montaña. Sobre muros y sobre el mismo suelo nacen incluso carrascas. La vegetación ha comenzado a devorar estos vestigios. 



Para hacer algunas paredes de las casetas, se excavó parcialmente en la roca. Hay al menos cuatro casetas de pequeño tamaño y otra más grande.



Algo más al sur, hay más parapetos con una vista más accesible a la Hoya. Los bojes crecen en la misma trinchera



Por debajo de la cima, transita otro parapeto. Es una zona oscura y con bosque muy espeso





Parapetos del lado oeste con vistas a la zona de las Salinas. Al fondo, Bolea 


De nuevo, otros vestigios acompañados de un entorno privilegiado. La naturaleza agreste y salvaje de la Sierra de Gratal que hoy nos maravilla, seguramente les trajo muchas incomodidades a los combatientes. Es un terreno donde la montaña y la memoria van de la mano. 

Archivo con la localización aproximada de los vestigios:


Pablo GP

BIBLIOGRAFÍA: 

Torralba, P. (2018): De Ayerbe a la "Roja y Negra" 127 Brigada Mixta de la 28 División. Zaragoza: Comuniter. 

Longarón,  Á: Vivencias de la Toma del Castillo de Becha y de las Crucetas, Ateneu Enciclopedia Popular, Collecció El Vaixell Blanc nº 15.

Martín Retortillo, C. (1942): La liberación de Huesca. Huesca: Gráfica Oscense. 

 

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