En esta ocasión vamos a hablar de la meseta sur de las Coronas, a la que llamaremos Corona sur. También se conoce con el nombre de Foraz. Es más pequeña que la norte, con unas 60 hectáreas y se encuentra entre Lierta (a menos de un kilómetro al oeste) y Arascués (al este). Tiene una orientación noreste-suroeste. Domina completamente el pueblo de Lierta y se encuentra separada de él por el cauce del río Vénia. Su cota más alta es de 765 metros de altitud. Su ladera orientada a poniente esta cubierta por un pinar de repoblación con abundante sotobosque de boj y algunos ejemplares de carrasca así como algún campo de cultivo.
Visión actual de la Corona sur desde la punta septentrional de Mondó. Mondó y las Coronas fueron posiciones enfrentadas durante gran parte del conflicto.
Como pasaba en la Corona norte, la repoblación forestal de la meseta ha podido jugar en contra de la conservación de los vestigios aunque en este caso la trinchera es visible durante más metros.
La Corona sur tiene unido su historial bélico durante la Guerra Civil española a la Corona norte y al Tozal del Pueyo. Como ya comentamos, podemos hablar de dos grandes episodios de combate en esta zona. Del primero de ellos (diciembre de 1936 y enero de 1937) ya hablamos en esas entradas, pero del segundo vamos a hablar en la entrada presente.
Seguramente cuando pensamos en grandes batallas de la Guerra Civil nos vienen a la cabeza los nombres de Belchite, Teruel, Brunete o el Ebro. Sin embargo la Ofensiva de Aragón queda bastante más olvidada que éstas, siendo que fue mucho más decisiva. Se inició en marzo de 1938 tras finalizar la Batalla de Teruel, y en ella el mando rebelde aprovechó la gran masa de tropas que había acumulado en este sector y el desmoralizamiento del ejército republicano tras dicha batalla, para romper el frente a lo largo de todo Aragón, con el fin de dividir el territorio gubernamental en dos. Estos importantes acontecimientos tienen en Lierta y sus alrededores uno de sus capítulos más trascendentales ya que este sector fue uno de los elegidos por el bando franquista para iniciar la Ofensiva en el norte del Ebro el día 22 de marzo de 1938.
"Llegó el invierno. Las montañas se cubren de nieve. El frio, clavando sus arietes en la piel del bravo combatiente. Las noches frías se suceden una tras otra, mientras el combatiente, impávido, continúa su vigilancia, atento a los movimientos del enemigo. El frio no es bastante para él, para deshacer su moral combativa. Su convencimiento antifascista es tan fuerte, que no se dobla ante el frio como no se dobló ante las balas.
El combatiente antifascista continúa ojo avizor en su puesto de guardia, ante el frio, como lo estuvo en las bellas noches de primavera, cuando la luna iluminaba esas tierras aragonesas. Tierras de trabajo un día, tierras de desolación y muerte hoy, convertidas en campos de batalla gracias a la mala conciencia de unos generales traidores.
La tierra que un día fue fecunda, bajo la mano del campesino, está hoy abandonada entre hileras tétricas de trincheras y alambradas. Sus campos ya no están abiertos por el surco del arado fecundo, símbolo del trabajador humano. Ha sido sustituido por el pico demoledor, que va abriendo agujeros por todas partes, para preservar los cuerpos humanos de la destructora metralla."
Soldados rebeldes en el frente de Aragón (Guerra civil. Soldados en descanso en el Frente de Belchite. Archivo Municipal de Zaragoza)
Para hablar de como se produjo el ataque a las Coronas en la Ofensiva de Aragón, he empleado el capítulo Puibolea: la hora H de Aragón del libro autobiográfico Mil días de Fuego de José María Gárate Córdoba. El autor luchó en el bando rebelde y recoge experiencias propias y de compañeros durante ese día. La intención del mando era romper el frente en una extensión de unos cuatro kilómetros en el sector de Lierta, desde el norte de Mondó hasta las Coronas, acción que se inició el día 22 de marzo de 1938 desde Puibolea. El mal tiempo y la resistencia republicana complicaron y desbarataron algunos de los planes iniciales para ese día. En primer lugar, se pretendía llegar en un día hasta Bandaliés y ese día no se consiguió superar la línea que marcaban las Coronas. Por otro lado, se pretendía que algunas unidades nacionales flanqueasen estas posiciones republicanas desde la Sierra de Gratal (acción que ya habían realizado los republicanos en enero de 1937 ya que es una zona permeable) pero no se consiguió, y se tuvo que asaltar las Coronas de frente. En los días previos se produjo el relevo de las unidades rebeldes del sector, que pasó a estar ocupado por la 63. ª División. Percatada de este relevo, la artillería republicana hostigó estos movimientos causando algunas bajas.
El autor nos cuenta como el bando rebelde bombardeó las posiciones republicanas (entre ellas y seguramente de forma más intensa a la de las Coronas). Este bombardeo fue de artillería y aviación y duró dos horas y media. Se emplearon al menos 21 aviones entre los que había varios Junkers Ju 87 de la Legión Cóndor (modelo que más tarde asolaría los campos de batalla de Europa durante la 2ª Guerra Mundial) y que realizaron 3 pasadas.
"Resuena por los valles el retumbar de las explosiones, primero superpuesto, multiplicado, luego unido como en un eco sordo. Desde el vallejo de la contrapendiente en que estamos no se ven los impactos, ni las llamaradas, sólo un humazo alto, unido ya al polvo nebuloso, de un gris panzaburra, que se difunde en la niebla de la artillería, formando una cortina traslúcida sobre el horizonte. Pasan otra vez, y una tercera, y el ruido, el humo y el olor a chamusquina llenan el campo nuestro y suponemos que más el de los rojos".
El por qué se decidió atacar un sector tan fortificado puede estar relacionado con el hecho de que el mando ya conocía estas posiciones tras su breve estancia en diciembre de 1936 y enero de 1937. Parece ser que una vez superada la primera línea (con resistencia pese al bombardeo) y ocupado el pueblo de Lierta, el avance nacional quedó detenido ante las Coronas. La aviación republicana hizo acto de presencia y dejó soltar algunas bombas sobre Puibolea. Los vestigios que vemos hoy en día fueron los empleados por los republicanos para defenderse este día, y como hemos visto y veremos las lomas estaban fortificadas de una manera importante.
Combatents republicans armats defensant darrera una trinxera, al front d'Aragó. Generalitat de Catalunya
Era una situación comprometida para los atacantes que estaban bajo el fuego enemigo y se tenían que resguardar; sin embargo, parece ser que una compañía de Indígenas (tropas norteafricanas) del Batallón las Navas (que estaba en reserva) solucionó la papeleta al asaltar las trincheras de la Corona sur, aunque con importantes pérdidas. El Tercio de Requetés Ortiz de Zarate se encargó de ocupar la Corona norte, sin duda favorecidos por la toma de la sur. Y es que las tropas republicanas tenían bastante miedo a que el enemigo les cogiese la espalda. Sus posiciones no estaban diseñadas para defenderse en caso de ser envueltos. Rota la línea en un punto, el frente quedaba comprometido. Estos hechos referentes al Tercio de Requetés se nos cuentan de la siguiente manera:
"no conseguía romper el frente la compañía de punta. Se quedó frenada en seco a media ladera, en un llano, bajo un fuego rasante, en una situación peligrosísima"
Y de esta manera el asalto de los Indígenas:
"el teniente se lanzó rápido con la compañía al asalto, por el costado derecho de los requetés. Era muy denso el fuego que le hacían y un pelotón de moros caía casi entero, enfilado por una ametralladora situada al flanco. Les iba a destrozar, y el teniente, personalmente, se ocupó de hacerla callar con un buen zambombazo suyo. Cogió la bandera y agitándola se adelantó con ella hacia la posición roja más próxima. Los moros, con el alférez Vázquez de Prada, le seguían y entraron tras él a las trincheras de la meseta de La Corona Sur. Le esperaban aún algunos rojos, pero no resistieron, cayeron prisioneros un buen puñado de ellos y el material que había en la posición"
Por la noche, una vez ocupadas las Coronas y el Castillo de Nisano, los republicanos intentaron un contraataque de forma infructuosa. El día acaba con 3 muertos y 98 heridos para los rebeldes y con centenares de muertos, 111 prisioneros y 117 presentados para los republicanos, según las cifras que da Gárate. Se ha avanzado tan solo unos 3.5 km en el campo gubernamental pero se ha desbaratado una de las puertas de todo su sistema defensivo. Lierta, al parecer, estaba evacuado desde inicios del año 1937, algo que la República sí que solía hacer con los pueblos situados en primera línea de frente.
Triángulos azules, posiciones nacionales al inicio del día 22 de marzo. Los triángulos negros, las posiciones ocupadas durante ese día. En rojo las posiciones republicanas al finalizar el día.
El mando del ejército de la república no fue consciente del calibre de la ofensiva y además apenas tenía reservas para enviar de refuerzo. Aún así, se tardaría dos días más en levantar el Cerco de Huesca acabando los combates en torno a dicha ciudad de forma definitiva.
Terminados de narrar los principales hechos aquí acaecidos vamos a hablar de los vestigios. De nuevo, como ya hablamos en la Corona norte, estos vestigios seguramente son el resultado de la fortificación realizada por la República y fueron empleados en los combates de los que acabamos de hablar.
Siguiendo la zona con más pendiente, hay una línea de trinchera que se inicia en la parte arbolada de la loma. Ahí, la trinchera es menos perceptible a simple vista y está muy colmatada. Justo en su extremo hay lo que podía ser un nido de ametralladora, pero no queda nada más que un hueco.
Línea de trinchera bajo los árboles, siguiendo el borde de la pendiente.
Hacia la mitad de la loma es fácilmente visible una trinchera marcada con el clásico diseño en zigzag, básico para protegerse del fuego enemigo. En la siguiente imagen aérea de 1956 (antes de la repoblación) es perceptible este tramo que aún hoy en día sigue marcado.
Para finalizar, tenemos una imagen del célebre Mondó desde la Corona sur. Es un paisaje en el que con un poco de imaginación, y sabiendo un poquito de las historias que encierra, aún se puede sentir vibrar la historia de la Guerra Civil española.
Mondó es bastante más conocido que otras posiciones que hay en Lierta, de hecho, en el magnífico trabajo recopilatorio que se hace en el libro Vestigios de la Guerra Civil en Aragón (Huesca) del programa Amarga Memoria del Gobierno de Aragón, sí que tiene su reseña correspondiente, al contrario que otras posiciones de las que hemos hablado en este blog, como las Coronas o el Tozal del Pueyo (solo se marca que hubo combates). A pesar de ellos, todas estas posiciones están a día de hoy completamente abandonadas y a merced del deterioro del tiempo, del olvido y de los amigos de lo ajeno. Gente de la zona que vive a menos de un kilómetro de un lugar como éste, no sabía ni de su existencia. Si todo sigue así, el único futuro que tendrán estos vestigios será el ostracismo y la desaparición.
Aquí dejo el archivo con la geolocalización de los vestigios de la Corona sur. Hay que tener en cuenta que no están marcados los de el vértice más meridional.
Pablo GP
Arcarazo, L.A.; Barrachina, P.; Martínez de Baños, F. (2007): Guerra Civil en Aragón, Huesca "el cerco". Zaragoza: Delsán.
Torralba, P. (2018): De Ayerbe a la "Roja y Negra" 127 Brigada Mixta de la 28 División. Zaragoza: Comuniter.
Gárate, J.M. (1972): Mil días de fuego. Memorias documentadas de la guerra del treinta y seis. Barcelona: Luis de Caralt.
El centinela Insistiendo sobre el contrataque. (1ª semana de enero de 1938) FRENTE POPULAR PORTAVOZ DE LOS COMBATIENTES DE LA 135 BRIGADA 31 DIVISIÓN, p 3.
Molina, L y Permuy, R.A. (2016). Mitos y falacias de los bombardeos del Maestrazgo por aviones "Stuka" (mayo de 1938). APORTES, Nº90, año XXXI (1/2016), pp. 217-250.
guerraenlauniversidad.blogspot.com
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